Era chiquita y siempre entraba por el lado complicado, por el agujero sin luz, a ver si la encontraba.
Aunque ella llevaba en la mochila, pedía pan, siempre vino, y a veces, con la mirada, algún abrazo.
Nunca jugaba al monopoly, pero siempre regresaba a la casilla de salida y recargaba con dos mil.
Chiquita quería luz. Aventurera y del revés, pero siempre más.
Regalaba su luz sin que nadie le pidiese. Daba pan, siempre vino y a veces, con palabras, algún abrazo.
Te la podías encontrar vagando por cualquier callejón, perdida en el sol ante garabatos de caminos que siempre hacia juntar.
Ella quería iluminar, pero se sentía chiquita y siempre quemaba todos los cables.
Y al final, murió de chiquita, con poca luz y esperando las vueltas.
Sin ver, jamás, que ella era gigante y capaz de iluminarlo todo.
Sin ver, jamás, que ella era todo lo que chiquita ansiaba.
"Y a la vez que intentábamos poner el pie en lugar seguro, se rompía el equilibrio sin saber por qué."
En punto muerto - El Drogas